‘Revivir’ cadáveres para mejorar la medicina

Junto al tanatorio Santa Faz de San Juan (Alicante) se erige uno de los centros educativos y de investigación que más donaciones de cadáveres recibe de toda España. Ahí está el edificio Severo Ochoa, del Departamento de Histología y Anatomía de la Universidad Miguel Hernández (UMH). El catedrático y profesor emérito Francisco Sánchez del Campo muestra las instalaciones con una pasión que diluye la pesadumbre que siente una persona no acostumbrada a ver cuerpos sin vida. “Vámonos de excursión”, suelta alegremente.

Empezamos en la planta baja, donde llegan las furgonetas con los cuerpos. En caso de ser fin de semana y no haber técnicos que puedan prepararlos, hay un gran congelador que los mantienen a unos 4 o 5 grados. “Nunca congelamos los cuerpos, porque eso provoca la cristalización de los tejidos”, apunta Sánchez del Campo. Y añade: “El cadáver descongelado tiene falta de consistencia. Además, no es posible una segunda congelación, igual que pasa con los alimentos, así que hay que utilizarlos rápidamente y eso significa no poder aprovecharlos en su totalidad”.

Y es que aquí los cuerpos se exprimen al máximo para ayudar a la ciencia:

“Aquí a un cadáver al que se le hace una cirugía ginecológica al cabo del tiempo se le puede hacer una intervención de neurocirugía u otras operaciones. Es más eficiente”.

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